Existen muchos tipos de sitios web: corporativos, catálogos, blogs, tiendas online… Depende de cómo se programe cada uno, pero en la mayoría de los casos no es obligatorio aunque sí recomendable.
La mayoría de las webs no recogen datos bancarios ni de tarjetas de crédito (quizá los datos más sensibles que se comparten en Internet) sino que se conectan con la plataforma de una entidad bancaria en el momento de transmitir estos datos. El banco sí que trabaja bajo este protocolo de seguridad, con lo que los datos del cliente quedan totalmente protegidos. El propietario de la web ni siquiera tiene acceso a esta información del cliente en ningún momento.
Aun así, instalar un Certificado SSL en tu web o tienda online es una decisión que siempre recomendamos, ya que igualmente se está transfiriendo un volumen de información importante (datos personales, contraseñas, etc.) y tener una web segura ayudará a diferenciarte como una empresa más seria.
No es que la ley te obligue a hacerlo, ni siquiera en el caso de las tiendas online, pero nuestro consejo es que no te arriesgues teniendo una web «no segura». Proteger los datos que comparten contigo tus clientes es un beneficio para ellos, pero también lo es para ti: la falta de confianza es uno de los motivos por los que muchos usuarios rechazan utilizar servicios online.